Son los cubrebocas la nueva forma de contaminación del medio ambiente, cientos de ellos están en las playas y en el futuro próximo llegarán al mar, una persona que cambia su cubrebocas de un solo uso cada seis horas, durante 1 semana puede desechar hasta 21 de estos y si no dispone de ellos correctamente puede convertirse en el segundo contaminante después del plástico.
Una mascarilla tarda más de 400 años en desintegrarse, pues está fabricado con materiales como el de los pañales y si se encuentra en el mar amenaza a las especies como peces, medusas y arrecifes de coral, por eso tal como se hace con el plástico, biólogos, ambientalistas y buzos, invitan a la utilización de cubrebocas lavables y reutilizables que eviten el constante desecho de lo que nos protege pero si no se desecha responsablemente, nos pone en riesgo.
La zona de manglares conocida como el Río Escondido al sur de Guaymas, es una de las más contaminadas al ser un lugar de diversión para los jóvenes, botellas de cerveza y múltiples plásticos se encuentran esparcidas por todo el lugar, pero los cubrebocas ahora se han sumado a estos contaminantes.
Este sector fue adoptado por estudiantes del Tecnológico Nacional de México campus Guaymas para actividades de limpieza y reforestación que se pausaron por la pandemia, pero debido a la contaminación que de nuevo prevalece, se retomará con las medidas recomendadas por salud para los participantes en las campañas de limpieza.