Su motivo fue su hija de 4 años que los sacó de Honduras en búsqueda de una mejor calidad de vida, desde hace tres meses Sandra y su esposo están en Guaymas trabajando en semáforos, vendiendo dulces y limpiando casas, lamentablemente no tienen donde pasar la noche y con el fruto de su trabajo pagan hospedaje cada día, en ocasiones alcanzando solamente para alimentar a su pequeña.
"Tenemos que buscar la forma de sacar esos 400 pesos y aunque sea 100 pesos más para poder darle de comer a la niña, hay veces que tenemos que "apretar la tripa" nosotros pero la niña no, no podemos dejar que aguante hambre." Señaló Sandra Romero, migrante hondureña.
En su deseo porque su hija tenga mejores oportunidades la inscribieron al jardín de niños, trabajando largas jornadas bajo el sol y sacrificando el tiempo con ella, sabiendo que la educación puede abrir grandes puertas. Sin embargo es difícil costear los materiales y útiles escolares que necesita,
"Batallamos en la forma de comprarle los útiles, lo que necesitaba porque era una lista muy grande, como unos 1500 pesos, trabajamos en la mañana, trabajamos en la tarde." Dijo.
Sin importar el clima o su condición física, Sandra hace su lucha, pues su pequeña es el motor que la impulsa a levantarse cada día.
"Salgo diario a buscar el sustento de cada día, no importa como ande, si estoy con dolor o enferma, pero estoy luchando por darle de comer a mi hija, porque ella es lo más importante." Añadió.