Uno de los principales retos que enfrentan las mujeres rurales en México es la violencia generalizada y particularmente la de género, así como la presencia del crimen organizado en sus territorios, un ejemplo es el de la señora Ramona Rodriguez quien luego de 40 años como comerciante tuvo que cambiar su forma de trabajar.
La oriunda del ejido Cruz de Piedra donde ya es pan de cada día escuchar detonaciones y los ataques armados y enfrentamientos, ya no consigue la verduras que vende en los campos agrícolas del Valle, sino con proveedores en la ciudad luego del aumento de la violencia, esto bajó sus ventas pues tuvo que subir los precios, una cadena de afectaciones sin fin.
Las mujeres de las zonas rurales son víctimas de diversas formas, pues además de cambiar su estilo de vida, temen por sus familias y viven rodeadas de restos humanos calcinados que son encontrados en las búsquedas de colectivos, escuchan detonaciones a diario y se enteran de los ataques directos a otras mujeres, como Aranza, ejecutada en Ortiz, Viridiana, asesinada camino al Tomatal, la encargada del área de comedor en el Campo Guadalupe y recientemente Rocio Gabriela, de quien abandonaron su cuerpo en Cruz de Piedra, la comunidad donde vive Ramona.
Ante esto, la presidenta municipal de Guaymas, Karla Córdova Gonzalez, indicó que si bien la violencia en el valle no es un tema reciente, sino que ha ido evolucionando, ha dado pie a acciones con las mesas de construcción la paz para articular a todas las corporaciones y que estas realicen un trabajo en equipo para mitigar una problemática a la que todas las mujeres y comunidades completas están expuestas,