Flores para los muertos, tradición milenaria

La tradición de llevar flores a los difuntos se remonta a tiempo antiguos cuando no existían avanzadas técnicas de embalsamamiento y los cuerpos eran tendidos sobre petates o mesas desprendiendo un olor desagradable propio de la descomposición, por lo que eran cubiertos con flores y se encendían inciensos para la velación, a pesar de que los cuerpos comenzaron a ser primero rodeados de hielo y después embalsamados con sustancias la tradición de llevar flores se mantiene y es un gesto de cariño y respeto para los que ya no están.

Con $25 ya se puede llevar una ofrenda de flores a quienes ya han fallecido desde ramitos variados hasta flores individuales desde 5 hasta 40 pesos, como lilis, rosas y girasoles, desde las 5 de la mañana se ubican los puestos en el panteón municipal y permanecen hasta que se vaya la última persona pues las flores es lo que no puede faltar en cada una de las tumbas.

Aunque el cempasúchil es la flor tradicional de esta fecha, el clima no permite que estas se conserven por mucho tiempo por lo que solo cuentan con una cantidad limitada para la fabricación de altares y se ofrecen claveles, gladiolas, pompones entre otros para quienes visitan los panteones además de ser más buscadas.