Cada 21 de octubre la comunidad internacional conmemora este día con la idea de que nuestra sociedad tome conciencia sobre el ahorro de energía e incentivar un cambio de hábitos de consumo que permitan una mayor eficiencia en el uso de energía para el cuidado del medio ambiente.
Como sabemos, el consumo de energía implica el uso de recursos naturales, recursos derivados, sobre todo, de combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, que son limitados en nuestro planeta, y cuya extracción supone un elevado costo, no solo económico, sino también ambiental. A lo que tenemos que añadir el propio consumo energético que se lleva a cabo en la vida cotidiana, un hecho que nos obliga a hacer un uso racional de la energía y concienciar a la población de los beneficios que aporta y también de sus límites.
El cuidado de nuestro planeta se está convirtiendo en todo un desafío y ahorrar energía representa una responsabilidad colectiva. Ya no hay nadie que se atreva a negar el cambio climático, y en este contexto, resulta imperioso apostar por una forma de producir energía sostenible y segura que permita la reducción de las emisiones de gases de efectos invernadero entre un 80% y 95% entre 2050-2100. Un proceso de descarbonización energética que ha llevado a las energías renovables a ocupar un lugar protagonista de la energía mundial.
El sector de la energía es responsable de más de dos tercios de las emisiones mundiales. Para poder cumplir con los compromisos mundiales por el clima, la industria y los gobiernos deben tomar medidas para asegurar que esas emisiones alcancen su punto máximo lo antes posible y luego trabajar duro para reducirlas drásticamente.