Para los pescadores ribereños la situación es crítica, cada vez el mar les da menos. Al momento se mantienen de sierra y camarón, sin embargo no costea, hablando del oro rosado de cada viaje regresan con solo dos o tres kilos, mientras que la sierra apenas les permite recuperar la inversión de gasolina.
"Así de taras, dos o tres taras. Deberían agarrar una tonelada, media o 300. Se llevan como mil 500 de gasolina para andar toda la noche buscando el pescado, ¿se imaginan? tenemos que buscarle." Señaló María Antonieta Noriega, líder de cooperativa Punta Curel.
Cada viaje implica para los hombres del mar una inversión de aproximadamente mil 500 pesos para gasolina y otras necesidades, regresando al muelle con capturas que alcanzan apenas los mil 800, dejándoles una ganancia de 300, que tiene que ser repartida cuando sale a la pesca más de una persona por panga. Por lo que optan por pescar solo dos o tres veces a la semana y buscar trabajo en otros ámbitos para poder sacar adelante a sus familias.
"No es costeable, es mucho el trabajo como para ganar eso. Es muy duro el trabajo más por las capturas, porque no hay producto, está sobreexplotado el mar, honestamente." añadió Edgardo Mackliz, pescador.