En los últimos años, las dinámicas familiares en México han experimentado una transformación significativa, lo que ha repercutido directamente en las tasas de fecundidad del país. Este descenso también se ha visto acompañado de una reducción en los matrimonios y uniones libres, así como de una mayor conciencia y acceso a métodos anticonceptivos y planificación familiar.
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la tasa de fecundidad en México ha disminuido a 1.6 hijos por mujer en promedio durante 2023, en comparación con los 2.07 hijos por mujer reportados en 2018, lo que refleja una tendencia hacia una menor natalidad en la población mexicana.
Este descenso en la fecundidad no es un fenómeno aislado de México. A nivel global, la tasa de fecundidad ha caído drásticamente, pasando de 5.3 hijos por mujer en los años 60 a 2.2 en la actualidad, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, en el contexto mexicano, este cambio responde a una serie de factores sociales, económicas y culturales que han modificado la estructura familiar y reproductiva del país.
El descenso en la tasa de fecundidad está vinculado a varios elementos que han transformado las dinámicas sociales de las últimas décadas. Uno de los factores más evidentes es el retraso en el matrimonio y la maternidad, así como la creciente preferencia por las uniones libres en lugar del matrimonio formal. Estos cambios, sumados a las dificultades económicas y las demandas laborales, han impulsado a muchas personas a postergar o incluso a renunciar a formar una familia tradicionalmente estructurada.
Un factor clave es el incremento en el uso de anticonceptivos y la creciente conciencia sobre la planificación familiar. La utilización de métodos anticonceptivos ha ganado terreno, no solo para evitar embarazos no deseados, sino también como una herramienta de empoderamiento femenino, permitiendo a las mujeres decidir el número de hijos que desean tener y el tiempo entre ellos.
De hecho, en 2023, el 66.9% de las adolescentes que iniciaron su vida sexual utilizaron algún método anticonceptivo, un aumento significativo respecto al 59.9% registrado en 2018.
"pues obviamente tiene que ver con los cambios culturales que se han estado dando en nuestras generaciones no es la misma generación en la que vivía nuestras abuelitas o nuestras mamás a las generaciones que estamos viendo" América Pérez, psicóloga
Además, la inestabilidad laboral, con salarios bajos y la precariedad de los contratos, dificulta la planificación familiar, ya que muchas personas no pueden garantizar un entorno económico estable para sus hijos.
Los valores y expectativas sociales también han cambiado con el tiempo. Mientras que en generaciones anteriores tener muchos hijos se consideraba una forma de asegurar el bienestar familiar y el apoyo en la vejez, hoy en día las generaciones más jóvenes priorizan su desarrollo profesional y personal.
"sobre todo Educación sexual son temas mucho más abiertos y pues obviamente con ellos se desencadenan mayor oportunidad de crecimiento o de emprendimiento y de desarrollo para la mujer en diferentes ámbitos no esto los cambios sociales que se están generando son los que permiten que esta tasa de fecundidad de la que tú hablas este disminuyendo constantemente" América Pérez, psicóloga
El costo de criar hijos, junto con la necesidad de alcanzar una estabilidad económica antes de formar una familia, ha transformado las decisiones sobre la maternidad y paternidad, reflejando una nueva realidad social y económica.