Jorge Luis Rosas, un hombre de 66 años, llegó hace más de 12 años al Puerto, buscando un nuevo comienzo. Originario de Rosales, Sinaloa, Jorge había enfrentado varias dificultades a lo largo de su vida, pero nunca imaginó que su mayor reto sería aprender a sobrevivir día con día en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Desde su llegada, se dedicó a trabajos informales como la limpieza de terrenos, la construcción y otras labores ocasionales que le permitieran ganar un poco de dinero para sostenerse. No tiene un empleo fijo, por lo que cada día es una incertidumbre, dependiendo de lo que logre conseguir para alimentarse. Algunos días, las jornadas de trabajo son largas, y otros, simplemente no hay nada que hacer, lo que lo lleva a pasar incluso días sin comer.
"Pues me dedico a trabajar en albañilería, pintura, ahorita voy a pintar un terreno, pero ya estoy por terminarlo ahorita y después voy a unir un pedazo de tubo para la llave del agua" comentó Jorge Luis.
Más que un hogar, es un recordatorio de su precariedad
Actualmente, Jorge vive en la colonia Humberto Gutiérrez Corona, en una casa rodante que ha sido su refugio durante los últimos años. Una casa que, más que un hogar, es un recordatorio constante de las condiciones extremas a las que se ha visto forzado. El frío de la noche se cuela por cada rendija, y para protegerse, Jorge ha cubierto las paredes, puertas y ventanas con cobijas.
A pesar de las condiciones en las que vive, él es feliz, dijo con sencillez, como si las dificultades que enfrenta fueran solo una parte más de su vida. Su resiliencia es admirable. Aunque a menudo se ve obligado a pedir ayuda para subsistir, nunca pierde la esperanza de que las cosas mejoren.
"En realidad no, he sido feliz realmente, porque todo el tiempo hay algo que hacer, trabajo allá, acá, en toda la colonia, y así tengo lugar programado día a día para trabajar, a tal fecha puedo venir a hacer esto" dijo.
Hoy, Jorge está preparando su casa rodante, tratando de darle un poco más de confort a su hogar. Le hace falta un techo decente y algunas paredes para protegerse mejor, pero el dinero es escaso y cada tarea parece interminable. A pesar de todo, no pierde la esperanza de que algún día, las cosas cambien.
" Pues ocupa madera, por dentro la voy a forrar toda de madera, pues también ya le puse hule, pero quisiera unas láminas, de pérdida o una lona para cubrirla total, en mi mensaje es de que todos trabajemos duro y que seamos bendecidos por Dios".
La historia de Jorge Luis Rosas es un testimonio de supervivencia, de lucha y de esperanza en medio de la adversidad.