El Panteón San Agustín ubicado en sobre la calle Yáñez, es el espacio que resguarda la tumba del pequeño Carlitos Angulo, espacio que a lo largo de varias décadas se ha convertido en un símbolo para la conmemoración del día de los muertos para los Hermosillenses.
El Cronista de Hermosillo Ignacio Lagarda Lagarda, recuerda los hechos que condujeron a la trágica muerte de Carlitos en el año 1948, luego de sufrir un accidente al pasear en patines que le habían amanecido en Navidad.
"Jugando alrededor del mercado se cayó y se golpeó la cabeza, falleció unos dos, estuvo graves unos dos o tres días después, tenía como unos ocho años, pequeño unos seis y fue sepultado en el Panteón San Agustín"
Recordó que ante el dolor, la madre de Carlitos decidió no acudir al sepelio y posteriormente su padre, tomo la decisión de hacer una réplica del ataúd, colocándolo arriba de la tumba, para que la madre pusiera acudir a verlo, y a partir de ese instante los habitantes de Hermosillo empezaron a acudir al sitio.
La leyenda urbana, señala que Carlitos al paso del tiempo se ha convertido en un niño milagroso, el cual concede favores y la protección a los pequeños, y estos en cambio lo agradecen con obsequios, razón por la cual este espacio luce repleto de figuras de acción, peluches, carritos e incluso piñatas.
"Entonces, ese niño se hizo famoso por eso porque hace milagros a los otros niños, y los niños en agradecimiento le llevan eso regalos, esa tumba siempre está llena de regalos, de juguetes y de muchas otras cosas"
Pero también, señala el mito urbano a Carlitos le molesta que las personas tomen y se lleven los regalos que le son otorgados, pues se asegura que quien lo hace suelen recibir un castigo.