El Casino del Diablo es una de las leyendas más conocidas de Hermosillo y en fechas previas a la noche de Halloween es retomada por sus habitantes.
El cronista de la ciudad, Ignacio Lagarda Lagarda, contó que el casino era en los años cincuenta un centro baile en donde acudía la aristocracia de la ciudad.
La noche del 31 de diciembre de 1951, hubo un gran baile de Año Nuevo en donde obviamente asistió la alta sociedad. Según la historia, había una jovencita llamada Linda que quería ir al festejo, pero su mamá no la dejó.
"La niña se escapó de su casa por la ventana, cambiada y hermosa, y junto con sus amigas se fueron al baile, sin el permiso de la mamá. Al llegar al baile, la jovencita se impactó con la belleza descomunal que tenía e impactó con su belleza al llegar al baile, al mismo tiempo apareció entre las mesas del lugar un joven muy guapo, muy elegante que también impactó a las jovencitas", narró.
El joven sacó a bailar a Linda, llamando la atención de todos los asistentes.
"Al estar bailando, Linda sintió que algo le quemaba la espalda y le pidió permiso para ir al baño y estando en el baño se vio en el espejo, y se vio como unas marcas en la espalda como si fuera las manos del joven. No dijo nada y regresó a bailar. Cuando reanudaron el baile, de pronto sintió que algo le quemaba la espalda y volteó hacia abajo y vio que el joven tenía una pata de cabra y otra de gallo, que es símbolo de los pies del diablo", dijo.
La joven se asustó y gritó y en ese momento se apagaron las luces del casino y se llenó el lugar de humo y olor a azufre por lo que todos salieron corriendo.
Después del incidente, nadie fue al casino, tampoco se supo de Linda, ni del joven con quien bailó.
Actualmente el lugar se encuentra en ruinas y, desde entonces, este suceso ha sido uno de los mitos urbanos de la capital sonorense.