Jesse Hernández cerró su salón de belleza el pasado 14 de marzo porque es una empresa no esencial, además que las clientas cancelaron las citas por miedo a contagiarse de coronavirus.
Su esfuerzo y dedicación para sacar adelante su empresa ubicada en la colonia Los Naranjos se han visto truncados por la contingencia sanitaria.
Tiene más de un mes que no trabaja. Gracias a sus ahorros y al sueldo su pareja es como se han mantenido para comprar mandado y gastos que se requieren en el hogar.
"Empezar a sacar tus ahorros, que gracias a Dios hemos tenido una buena relación con mi pareja, a sacar ahorros y el sueldo de mi pareja lo veo como un respaldo, como un gran apoyo de parte de mi pareja", contó.
Platicó que tuvo que sacar el mobiliario del salón de belleza para evitar sujetos entraran a robar y perder lo que ha invertido con esfuerzo en su negocio.
"Empecé a sacar las cosas para resguardarlas, saqué las cosas de mi salón, las tuve que sacar porque tenía que sentirme seguro de lo que yo tengo invertido y llegar un día y no encontrar nada".
Jesse Hernández no le interesa saber si es candidato o no para acceder a un crédito para micro y pequeños empresarios que otorga el Gobierno federal y del Estado ante la crisis económica que atraviesa el país por la contingencia sanitaria, al argumentar que no quiere endeudarse en un préstamo.
Susana Delgado Ruiz es propietaria desde hace 20 años de una distribuidora de productos de belleza. Personal de la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios le informó que, aunque su empresa no es esencial, puede vender sus productos tres días a la semana y con entrega a domicilio.
Los martes, jueves y sábado de 10:00 am a 15:00 horas es cuando opera su negocio para atacar la instrucción de la autoridad estatal para cumplir con el aislamiento social por la contingencia sanitaria de Covid-19.
De mil 500 pesos diarios que percibía de ingresos la empresa, ahora esa cantidad la gana por los tres días que opera la empresa, platicó.
Ella y sobrinos atienden el negocio y éstos últimos son lo que entrega a domicilio el producto, explicó.
"Entonces nosotros nos lavamos las manos muy seguido, ingresamos y a lavarnos las manos, ponernos gel, limpiamos la perilla de la puerta por dentro y por fuera, aunque somos nosotros lo que lo tocamos", dijo.
Susana sufrió de un pre infarto hace 15 días debido al estrés, a la mortificación de no percibir suficientes ingresos para seguir pagando sueldos, luz, agua, surtirse de mercancía, mandado para su casa y pagar los servicios de una contadora porque este mes le toca hacer la declaración anual ante el Servicios de Administración Tributaria.
"Hay que pagar sueldos de la gente que trabaja conmigo, más yo, más mi mamá, somos ocho familias las que dependen de este negocio y ver cortado los ingresos y no saber esto tan incierto, te pega, vez que tu trabajo de 20 años, tu lucha, dices: dónde piso. Para mí ha sido muy desgastante", contó.
Ya no se estresa, trata de no mortificarse por los pocos ingresos para evitar sufrir de otro infarto. A sus 55 años de edad, tiene más proyectos laborales que quiere realizarlos una vez que pase la contingencia sanitaria y si Dios le concede una buena salud.