El 20 de marzo del año pasado se suspendieron las clases presenciales y se dijo que sería por un mes... La realidad es que ya se cumplirá un año.
Expertos y madres de familia consideran que las clases a distancia han perjudicado el comportamiento social y la salud emocional de los niños y adolescentes, lo que también conlleva a que el 80 por ciento de los estudiantes de educación básica no pongan atención a las clases por estar aburridos y solo cumplen con las tareas sin aprender.
Juan Carlos Jusaino, psicólogo escolar, dijo que solo el 20 por ciento del alumnado pone atención a las clases al ser los mismos que preguntan al tener dudas.
"Pero, falta lo esencial del contacto físico, del aroma al lápiz, del aroma de la goma para borrar, a borrador, algunos psicólogos piensan y, yo también soy de esa idea, de que cuando uno hojea un libro, cuando hueles la tinta, cuando huele a nuevo, cuando tocas los libros es mayor el aprendizaje, es mayor la estimulación para nuestros sentidos y prestas más atención", consideró.
Marcela Zazueta Pillado, maestra de primer grado en la escuela primaria "José López Aboyte", en la colonia Real de Minas, en Hermosillo, dijo que los padres de familia de sus alumnos han estado aprendiendo con las clases a distancia y en ayudar a sus hijos con las dudas en sus tareas.
"Pero, ha sido un proceso de educar al papá en el proceso, de formar al papá, porque también yo estoy sorprendida porque varios papás han sido participativos en los niños de primero y también las abuelitas, no cae todo sobre el peso de la mamá, Mis respetos para la mamá trabajadora que hasta en la noche, que hasta en la noche después de hacer su jornada de trabajo llegan o checando las actividades y como son niños de primero si necesitan el apoyo", comentó.
Ana Guadalupe Paredes Acuña es madre de Obed, de seis años de edad, quien cursa el tercer grado de preescolar, platicó que ha sido difícil que su hijo se concentre en sus clases a distancia, incluso ya perdió el interés por aprender.
"Yo creo que ya no disfruta tanto ver sus amiguitos a través de la pantalla. Veo que es poco lo que está avanzando también, son tres horas lo que el niño está sentado frente a la pantalla, vi también que como ya perdió el interés, no termina las cosas, las haces nomás por terminar y que lo dejen jugar. Entonces, si él ya había aprendido a no salirse de la línea para pintar, era muy detallistas, pintaba la carita y no se salía de la raya, pintaba el cuerpo, y ahora, todo lo hace de un color y lo tacha, lo rayonea"