Colectivos de madres en Sonora buscan tesoros enterrados que les devuelvan la tranquilidad a sus corazones, pero no se trata de oro o plata, sino de restos óseos, posiblemente de sus seres queridos desaparecidos... hijos, hermanos, padres o esposos.
El hedor a putrefacción al enterrar las palas y varillas en la tierra les indica que en ese punto hay un ser sin vida que fue abandonado y sepultado de forma inhumana.
Con una oración antes de recorrer el predio, comenzó este miércoles la jornada de la Tercera Brigada de Búsqueda Estatal del Colectivo Madres Buscadoras de Sonora, en la calle 20 Sur en la Costa de Hermosillo, en la que se localizaron restos de al menos 20 cuerpos en fosas clandestinas en estado de putrefacción, siete de ellos calcinados.
Cecy Flores Armenta, líder del colectivo, acompañada del grupo "Todos somos Erick Carrillo" de Tijuana, comentó que la tierra removida, hoyos, cenizas o aceite, detectan que en ese lugar hay un cuerpo enterrado.
"Enterramos la varilla, que es la varilla vidente, si enterramos la varilla y sale con un olor que no es el de la tierra, pues nosotros empezamos a excavar ese lugar y a veces que escarbamos poquito, un medio metro, metemos la varilla porque muchas veces no está del tamaño de la varilla, está más profundo pues tenemos que trabajar esa tierra, enterrar la varilla y ahí nos da la evidencia".
Fueron cerca de 30 mujeres del grupo las que acudieron a esta jornada de búsqueda y en dos grupos peinaron la zona del predio que fue reportado de forma anónima, como un punto "exterminio".
"Para no andar todas ahí pisándonos los talones unas a otras y recorrer los terrenow, nos vamos a dividir en dos grupos y vamos a explotar dos áreas lo más rápido que se pueda y vamos a abarcar más terreno".
"Un positivo más" gritaban las buscadoras de un extremo del predio a otro cuando localizaban las fosas clandestinas. Cráneos, dentadura, huesos calcinados, osamentas y prendas de vestir como camisa, pantalón y cinturón fueron los hallazgos de las mujeres del colectivo.
Cada cuerpo desenterrado representa para Nancy Rico una esperanza de que su hijo continúa con vida. Luis Antonio Arellano de 20 años desapareció en Huatabampo el 8 de octubre de 2016, cuando acudió a la celebración de un bautizo a esta localidad y fue el último día que su mamá lo vio al salir de su domicilio en el Poblado Miguel Alemán.
"Me uno al colectivo y me niego a encontrarlo de esta forma, le pido a Dios que yo no quiero encontrarlo así, pero encontrar restos, un cuerpo, es como una esperanza para mi de que mi hijo está vivo, porque digo este es no es mi hijo".
Elementos de la Guardia Nacional, Policía Estatal, Derechos Humanos y agentes de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas acompañaron al colectivo.
Las búsquedas de esta tercera brigada estatal continuarán este jueves en Nogales, el viernes en Caborca y el sábado en San Luis Río Colorado.