Al inicio de la tercera semana de oscuridad, Jared cayó en cuenta que su refrigerador estaba vacío, las latas, pastas y alimentos de canasta básica ya se habían agotado. En ese momento se detuvo unos segundos y pensó que algo grave le estaba sucediendo.
Involuntariamente había suprimido todos los sentimientos, no percibía alegría, tristeza, enojo o nostalgia, y poco a poco dejó de lado las responsabilidades que lo motivaban día con día, su trabajo como asesor nutricional y deportivo, a sus hijos, su familia y amigos.
En esos segundos, Jared Camacho Osorio sospechó que había caído en depresión.
"Fue lo más difícil para mí porque en el transcurso de esas dos semanas hubo días que no comía y fue también difícil porque vivo solo y justamente para mi familia, por el distanciamiento, fue difícil darse cuenta que algo estaba pasando y para mí también fue más difícil porque yo no sabía que me estaba pasando en realidad".
Las llamadas de sus amigos o familiares no las respondía, pues su única necesidad durante esos días era dormir.
Desorientado, Jared pidió ayuda profesional y al consultar a un amigo psicólogo, este le recomendó que acudiera lo antes posible al psiquiatra, dado que las características de su estado depresivo ya eran severas.
"Las personas más cercanas a mí me han dicho, ?eres la última persona que nos imaginamos que iba a sufrir de una depresión? y aquí también como les digo más que contar mi historia es como quitarnos esa venda de que no hay un perfil de una persona para decir ?esa persona es más susceptible a tener depresión o no?".
La primera valoración del psiquiatra, le hizo entender a Jared que su condición era falta de salud emocional, cansancio y extenuación a ese punto de su vida. El tratamiento no se basó solo en terapias de escucha, sino que inició un proceso de medicación desde hace dos meses.
"Ya me siento mucho mejor, dentro del proceso de asimilación, después de esas dos o tres semanas que me empecé a sentir mejor, cuando yo noté la mejoría fue simplemente por eso, porque yo empecé a sentir otra vez, empecé a sentir alegría, literal yo amo la vida, despertarme todos los días, pasar el tiempo con las personas que amo, mi trabajo".
Reflexionar sobre el ritmo de vida que ha llevado hasta sus 30 años de edad, es parte de la terapia que llevará para evitar que la depresión regrese, contó, ya que uno de los factores que detonó ese estado, fue el descuidar su bienestar mental.
"Es bueno hacer sacrificios, pero también es bueno poner una balanza, qué tanto te estás sacrificando para llegar ahí".
Hasta la segunda mitad de este año, la dirección de Salud Mental de la Secretaría de Salud, había registrado 180 casos de suicidios por causa de depresión o ansiedad y el rango de edad oscila entre los 25 y 44 años. Por cada caso de suicidio de mujer, se presentaron cuatro de hombres y los municipios con más reportes fueron Hermosillo, Cajeme, Nogales, San Luis Río Colorado y Guaymas.