Las tumbas de gobernadores de Sonora, alcaldes, los dos últimos fusilados en Hermosillo, y personajes históricos de la ciudad están sepultadas en el panteón San Agustín, mejor conocido como panteón Yáñez, el más antiguo de la capital sonorense, con 107 años de historia.
Ignacio Lagarda Lagarda, cronista de la ciudad, relató que en 1917, bajo el gobierno de Adolfo de la Huerta, el panteón Yáñez inició operaciones. Esto se debió a la desaparición del antiguo cementerio, que sería sustituido por un complejo de oficinas públicas en las calles Matamoros y San Luis Potosí, donde hoy se encuentran las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), los Bomberos y la Comandancia Centro de la Policía Municipal.
"Fue entonces que el nuevo panteón se estableció a las afueras de la ciudad, en un terreno amplio, y se decidió nombrarlo panteón de San Agustín. En esa época, la calle Yáñez aún no llegaba hasta allí", explicó.
Los cuerpos de las personas sepultadas en el antiguo cementerio fueron exhumados y trasladados al panteón San Agustín.
Lagarda mencionó que las tumbas de figuras relevantes en la historia económica, política y social de Hermosillo y Sonora, como los gobernadores Luis Encinas Johnson y Rodolfo Elías Calles, son de interés para muchos visitantes.
"Por ejemplo, ahí están sepultados los últimos dos fusilados en Hermosillo, Francisco Ruiz Corrales y Juan Zamarripa. Curiosamente, junto a ellos, a escasos nueve metros, descansa una de las niñas que fue víctima de uno de ellos. Es una gran contradicción de la vida", comentó.
Una de las tumbas más visitadas es la de Carlitos Angulo, un niño fallecido el 1 de enero de 1940 tras ser atropellado en el centro de Hermosillo. A él se le atribuyen milagros, y en agradecimiento, los visitantes suelen dejarle flores o juguetes.
Durante la celebración del Día de Muertos, el panteón Yáñez recibe a numerosos deudos que visitan a sus seres queridos, así como a visitantes interesados en conocer la historia del camposanto y de los personajes ilustres que allí descansan.