Una vez que completa los nueve pesos de pasaje del camión, José Ángel de 10 años de edad, sale de su casa al oriente de la ciudad, para instalarse en uno de los principales cruceros de Hermosillo, donde ofrece malabares con limones a los automovilistas a cambio de una moneda.
Junto con tres amiguitos de aproximadamente la misma edad, pasa cuatro horas diarias en el cruce Reforma y Navarrete, para reunir la mayor cantidad posible de dinero y llevar a su mamá y cuatro hermanos el sustento diario.
Contó que, aprovecha la falta de clases presenciales para salir a trabajar por las mañanas.
"No teníamos dinero, ni nada y nosotros empezamos a comprarnos la ropa y todo eso, zapatos. Le damos dinero a mi mamá, cien pesos o así, o sea, agarro 50 yo y lo demás se lo doy a ella".
Entre 150 y 200 pesos diarios, gana José Ángel haciendo malabares en los cruceros, de 10 de la mañana a 2 de la tarde. De ahí entrega a su mamá de 100 a 150 pesos para ayudarla con los gastos de su hogar y comprar alimento para sus hermanitos.
Este ciclo pasó a quinto año de primaria y sus deberes escolares, dijo, los realiza por las tardes.
"Sí la estoy haciendo, me dejan un cuadernillo así, me lo manda la maestra. Cuando llego como a las 2 me pongo a hacerla (la tarea) y luego ya me pongo a comer y ya salgo de repente a los campos y todo eso".
Cada mañana al salir de su hogar, a su mamá le pide permiso para salir a jugar con sus amigos de la colonia, pues asegura no dejaría que acudiera a los bulevares a trabajar.
"Nomás le digo: ?ahorita vengo ma?, sin decirle nada porque luego me regaña".
"Me dice: ¿de dónde agarraste dinero?, fui a hacer malabares, le digo y ya si me dice algo, pues ni modo".
Además de los malabares, José Ángel es bueno en matemáticas y son los ejercicios de esta asignatura, los que más disfruta hacer en casa.
"Yo nunca he jugado, cuando estaba chiquito, nunca tuve la infancia porque siempre venía para acá, estaba mejor porque me la llevaba aburrido en mi casa, iba a la escuela en la mañana, me levantaba bien tempranito, me iba a la escuela y como a las dos me venía para acá".
En su adultez, desea trabajar en cualquier empleo que le permita tener un ingreso para vivir sin carencias básicas.
La Secretaría del Trabajo en Sonora, al corte de 2019 informó que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2016 en Sonora había 54 mil 800 niños y niñas trabajando, cifra que disminuyó el año pasado a 29 mil.