El venezolano Jefferson Ramón Martínez, de 24 años, es uno de los miles de migrantes que han salido de sus países y viajados miles de kilómetros con la intención de ingresar a los Estados Unidos en un intento por mejorar su situación económica y con ello poder ayudar a sus familias.
Jefferson Ramón llegó a México en diciembre del año pasado, y de ilegal logró llegar a El Paso, Texas, donde estuvo laborando en una empresa de lavado de vehículos, pero hace dos semanas fue detenido por las autoridades migratoria de Estados Unidos y deportado por la frontera de Nogales.
Al llegar a Hermosillo, Jefferson Ramón encontró ayuda en el albergue del padre José Gilberto Lezama Rodríguez, ubicado en la colonia San Luis.
Reveló que su andar fue difícil tras salir de Caracas y llegar a Tapachula, Chiapas, para seguidamente subir al tren conocido como La Bestia que lo llevó a Ciudad Juárez, comunidad fronteriza a la que llegó sin dinero.
Detalló que, tras ingresar a Estados Unidos, sin documentos, consiguió un empleo con el que estaba contento ya que ganaba bien, pero la mala suerte le hizo una jugada y fue detenido.
El padre de una menor, cuyo padres y abuelo dependen de él, dijo que salió de su país por la falta de oportunidades para estudiar y mejor económicamente, pues el salario en Venezuela es de 15 dólares al mes, y en la mayoría de las ocasiones, ni para alimentarse.
Asegura que por su cabeza no ha pasado el querer regresar a Venezuela, aunque extraña a su hija, a su madre y abuelos, ya que su meta es regresar a Estados Unidos y poder ofrecer a ellos, trabajando duro, todo lo que él no pudo disfrutar en su país.