El inicio de 2025 en México ha traído consigo una serie de incrementos en precios que afectan de manera directa a los consumidores
Según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), la inflación alimentaria cerró en un 8% al finalizar 2024, una cifra que dobla la inflación general registrada en la primera semana de diciembre, que fue del 4.4%. Este aumento ha impactado de manera destacada a productos básicos como leche, pan, tortillas, galletas, refrescos, cervezas y cigarrillos, cuyos precios han subido entre uno y cinco pesos dependiendo del producto.
En paralelo, los combustibles han experimentado aumentos debido a un ajuste del 4.5% en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Este aumento ha tenido efectos inmediatos en el precio de la gasolina Magna, que incrementó 28 centavos por litro; la Premium, con un aumento de 24 centavos; y el diésel, que subió 30 centavos. Aunque el gobierno ha implementado subsidios temporales para frenar estos incrementos, los precios de los combustibles siguen siendo elevados, lo que encarece la logística de distribución de mercancías, alimentando aún más el ciclo inflacionario.
A estos aumentos se suman los costos de servicios básicos como el agua, la electricidad, el gas y el acceso a Internet, que también han visto incrementos en sus tarifas
Esto se convierte en una carga adicional para los hogares mexicanos, quienes ya enfrentan una presión económica considerable por la subida de precios en productos de primera necesidad. Además, en enero, los ciudadanos deben hacer frente a varios pagos obligatorios que suelen representar una parte importante de su presupuesto anual.
Uno de los pagos más comunes es el predial, que debe liquidarse entre enero y febrero, con un monto que varía según el valor catastral de la propiedad. También está la tenencia vehicular, que se paga entre enero y marzo en algunos estados del país. Aunque los montos específicos dependen de factores como la ubicación y las características de los bienes, estos impuestos son de alto impacto en las finanzas personales, sumándose a las ya crecientes presiones inflacionarias.
En este contexto, los mexicanos se enfrentan a una "cuesta de enero" prolongada, que podría extenderse más allá de este mes y llegar al primer semestre del año