El 30 de diciembre de 2007, en la comunidad de Epazoyucan, Hidalgo, la tranquilidad fue interrumpida por una noticia alarmante: la capilla de Santa Mónica había sido saqueada. Entre los objetos robados se encontraba una escultura de Santa Rosa de Lima, una de las seis piezas religiosas sustraídas. Ahora, casi 17 años después, esta pieza ha sido recuperada y devuelta a su lugar de origen
El día de hoy, el Museo del Templo Mayor fue el escenario donde autoridades de México y Estados Unidos anunciaron la repatriación de esta escultura de madera. Este logro forma parte de un esfuerzo conjunto en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, una colaboración que ha permitido la devolución de aproximadamente 10,400 piezas al patrimonio mexicano.
Iraís Avilés García, representante de la secretaria de Cultura de México, destacó que el patrimonio cultural trasciende el valor comercial o de coleccionismo. Subrayó que estas piezas son portadoras de la identidad, historia y futuro de los pueblos.
En representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Luis Perea González recordó que el robo en la capilla de Santa Mónica fue denunciado inmediatamente, dado que las piezas sustraídas son monumentos históricos del siglo XVII
El INAH colaboró con las autoridades correspondientes, incluida la entonces Procuraduría General de la República, para dar seguimiento al caso. Estas acciones culminaron con la ubicación de la escultura en territorio estadounidense, una talla de madera estofada, policromada y adornada con lámina de oro.
Perea González también resaltó la importancia de combatir el tráfico ilícito de bienes culturales. El INAH ha implementado estrategias multidisciplinarias con la participación de especialistas como arqueólogos, restauradores e historiadores para proteger y preservar el patrimonio cultural. La recuperación de Santa Rosa de Lima es un ejemplo del impacto positivo de estas iniciativas, señalaron.
La devolución de la escultura también refuerza el Tratado de Cooperación entre México y Estados Unidos sobre la Recuperación y Devolución de Bienes Arqueológicos, Históricos y Culturales Robados, vigente desde hace más de 50 años
Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, elogió el trabajo conjunto realizado por su equipo y las autoridades mexicanas. Subrayó que el patrimonio histórico y cultural pertenece a su lugar de origen y que su restitución es esencial para preservar la identidad y memoria colectiva. Según Salazar, entender de dónde venimos y quiénes somos es un derecho universal.
El fiscal especial de Asuntos Internacionales de la FGR, Miguel Ángel Méndez Buenos Aires, detalló que se solicitó Asistencia Jurídica Internacional al Departamento de Justicia de Estados Unidos. Gracias a esta colaboración, se aseguró y repatrió la escultura.
El evento también contó con la participación de autoridades como María José Buerba Romero Valdés, directora para la Restitución del Patrimonio Cultural, y Patricia Ledesma Bouchan, titular del Museo del Templo Mayor. En este recinto, el público puede admirar otras piezas patrimoniales recientemente repatriadas
Santa Rosa de Lima, nacida como Isabel Flores de Oliva el 20 de abril de 1586 en Lima, Perú, es reconocida como la primera santa de América. Desde joven, mostró una profunda espiritualidad y dedicación a la vida religiosa, lo que la llevó a unirse a la Tercera Orden de Santo Domingo. A pesar de las dificultades familiares y sociales, Rosa se destacó por su compromiso con los enfermos y los necesitados, así como por sus prácticas ascéticas. Su vida estuvo marcada por visiones místicas y milagros, lo que la convirtió en una figura venerada durante su vida y después de su muerte el 24 de agosto de 1617, a los 31 años.
La canonización de Santa Rosa fue un proceso que comenzó poco después de su fallecimiento, siendo beatificada en 1668 y canonizada en 1671 por el Papa Clemente X. Es considerada patrona de Lima, Perú y de toda América Latina, así como de las Filipinas. Su festividad se celebra el 30 de agosto en muchos países. Además, es reconocida por su labor en la educación y por ser un símbolo de compasión y misericordia en su comunidad.