Ciudad del Vaticano, 15 abr (EFE). El cardenal polaco Konrad Krajewski, limosnero pontificio, que fue enviado por el papa Francisco a Ucrania para llevar una ambulancia y celebrar los ritos de la Semana Santa para los católicos del país, celebró hoy el Vía Crucis en las ciudades de Bucha y Borodianka, donde tras la retirada del Ejercito ruso aparecieron cientos de cadáveres de personas torturadas y ajusticiadas.
El limosnero del papa entregó la ambulancia, la segunda que dona Francisco a Ucrania, al hospital cardiológico de la capital ucraniana después de llevarla personalmente desde Roma, en su tercer viaje a Ucrania desde que comenzó la guerra con la invasión rusa.
"Allí, donde las imágenes de televisión han mostrado la crudeza más despiadada de la guerra, en ese escenario de desolación, celebraré el Vía Crucis junto con el nuncio (el arzobispo Visvaldas Kulbokas), mientras el papa estará en el Coliseo de Roma", explicó Krajewski a los medios vaticanos.
Posteriormente, el Vaticano confirmó que el cardenal celebró durante la tarde este rito justo en Bucha, a las afueras de Kiev, y en Borodianka, una de las ciudades donde el Ejercito ruso, según las denuncias, cometió crímenes atroces contra la población civil durante el asedio.
El cardenal junto con Kulbokas y otras personas se detuvo en las carreteras de Borodianka para las meditaciones de las estaciones de la Vía Crucis ante los cuerpos aún sin enterrar de las víctimas que han ido apareciendo en estos días.
Francisco "besa los pies al pueblo ucraniano", explicó el cardenal polaco, cuyo objetivo es también estar cerca de los fieles ucranianos en esta Semana Santa.
"Exactamente, esto es lo que quería el papa: que me quedase toda la semana para vivir el Triduo con los ucranianos. Al papa le gusta decir que un sacerdote debe tener olor a oveja y por eso me envió aquí: para estar entre la gente y no para hacerme fotos o para viajar, sino para quedarme a rezar", añadió. EFE