El auge de fortunas empresariales en medio de la pobreza
La riqueza de los empresarios mexicanos Carlos Slim, dueño de Grupo Carso, y Germán Larrea, propietario de Grupo México, es equiparable a la mitad más pobre de Latinoamérica y El Caribe, es decir, un total de 334 millones de personas, reveló un informe publicado por Oxfam recientemente.
La contrastante desigualdad que priva, tiene diversos factores que van desde el aspecto político, social y económico.
"Es lo que genera esta posibilidad de que los empresarios amasen en el horno sus fortunas, pues es la unión del poder político y el poder económico, pero además esto lo vemos desde hace muchos años, con Miguel Alemán Velasco empezó todo este proceso de enorme corrupción", dijo el sociólogo, Alfredo Viesca.
Explica que es ahí donde los amigos del presidente se convierten en empresarios y los políticos también, e inicia el favorecimiento de contratos gubernamentales a empresas manejadas por personas afines o familiares de los gobernantes. Por ejemplo, Carlos Slim, fue uno de los beneficiados con la privatización de empresas estatales, con la adquisición de Teléfonos de México (Telmex).
"A partir del inicio del neoliberalismo con Carlos Salinas de Gortari y la venta de todas las paraestatales, bueno, pues fue la manera en que esta gente logró tener mucha mayor riqueza o acumularla", agregó.
En lo que respecta al aspecto económico, el especialista Daniel González explica que inicialmente los teóricos creían que esta concentración de riqueza era necesaria para posteriormente propiciar la industrialización y el crecimiento económico, como ocurrió en Francia e Inglaterra y que no sucedió en América Latina. Pero posteriormente se argumentó que el desarrollo no es un proceso espontáneo, sino que requiere de políticas públicas específicas para generar un crecimiento equitativo.
"¿Cuál es el problema del periodo neoliberal? es que precisamente la falta de políticas públicas permitió la concentración de riqueza", dijo el economista.
Destaca las herencias como la riqueza que no ha sido gravada, es decir, mientras empresarios, empresarias y la clase trabajadora que produce pagan impuestos como el IVA y el ISR, quienes tienen estas grandes fortunas pueden invertir en la bolsa u otros mecanismos y hacer crecer su dinero, sin pagar impuestos, por lo que una de las políticas públicas es la reforma fiscal donde se grave esta riqueza.