El cierre de la frontera para la exportación de ganado afecta gravemente a los productores de Durango. Según Rogelio Soto, presidente de la Unión Ganadera Regional, esta situación ha generado un rezago de 120 mil cabezas de ganado, lo que representa pérdidas estimadas en 520 millones de pesos.
El principal problema radica en la falta de flujo de efectivo para los ganaderos, quienes deben seguir alimentando a los animales mientras la exportación permanece detenida. José Castaños, exportador local, advirtió sobre el riesgo de "ventas de pánico" debido a esta presión económica, lo que podría desestabilizar aún más el mercado. Además, señaló que, incluso si se reanuda la exportación, podrían necesitarse hasta cuatro meses para normalizar las operaciones y despejar el rezago actual.
Rogelio Soto explicó que, aunque se espera que en cuatro semanas se ajusten los nuevos protocolos establecidos por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), Durango enfrenta una desventaja significativa al no contar con un puente fronterizo propio para agilizar los procesos de exportación. Una vez que el USDA valide las modificaciones, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) llevará a cabo sus inspecciones correspondientes.
Los ganaderos han manifestado su preocupación por las implicaciones económicas de este retraso, así como por los costos adicionales de mantener el ganado en buen estado mientras esperan la reapertura de la frontera. La situación destaca la necesidad de una infraestructura adecuada y protocolos eficientes para garantizar la estabilidad de esta importante actividad económica en Durango.