En el año 1931, el doctor José Castro Villagrana, quien en ese entonces ocupaba el cargo de director en el Hospital Juárez de México, dejó un legado significativo al establecer el 6 de enero como el Día de las Enfermeras y de los Enfermeros. A lo largo de 87 años ininterrumpidos, este día se ha convertido en una ocasión especial en la cual el país rinde homenaje a la invaluable labor llevada a cabo por el personal de enfermería en pro de la salud de la sociedad mexicana. A pesar de que el día 12 de mayo goza de reconocimiento mundial como el Día de la Enfermería, en México se ha optado por celebrar este loable oficio el 6 de enero.
Este día conmemorativo tiene sus raíces en el arduo trabajo y dedicación del personal de enfermería, cuya labor incansable contribuye significativamente al bienestar de los pacientes y a la eficacia del sistema de salud en México. La elección del 6 de enero no es casual; es un tributo a la fecha en la cual el doctor José Castro Villagrana, con visión y reconocimiento, decidió resaltar la importancia de la enfermería en el ámbito hospitalario y de atención médica.
A lo largo de las décadas, la celebración del Día de las Enfermeras y de los Enfermeros ha evolucionado, pero su propósito fundamental ha perdurado: rendir homenaje a quienes desempeñan un papel crucial en el cuidado de la salud de la población. Es un día para expresar gratitud y reconocimiento hacia aquellos que, con vocación y empatía, brindan atención a los enfermos, confortan a los necesitados y desempeñan un papel clave en el proceso de curación.
A pesar de que el 12 de mayo es internacionalmente conocido como el Día de la Enfermería, la elección del 6 de enero en México destaca la autonomía y la singularidad de la celebración nacional. Esta decisión refleja la importancia de honrar la contribución específica de los profesionales de la enfermería en el contexto mexicano y subraya la relevancia de su labor en el ámbito local.