8M. La deuda social con las mujeres.
Según informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a nivel global, las mujeres continúan estando en desventaja frente a los hombres en todos los indicadores de desarrollo sostenible, una realidad que no escapa a México. A pesar de los esfuerzos y avances legislativos, la brecha salarial y la representación femenina en altos cargos directivos siguen siendo cuestiones pendientes en la agenda de igualdad de género.
La organización "México, ¿Cómo Vamos?" señala que, aunque la brecha salarial entre hombres y mujeres ha disminuido marginalmente en los últimos años, la diferencia sigue siendo significativa. En 2022, las mujeres en México ganaban, en promedio, más de 3,500 pesos menos que los hombres, evidenciando una desigualdad salarial notoria que afecta el bienestar y desarrollo de las mujeres y sus familias.
En el ámbito corporativo, la situación no es más alentadora. A pesar de haber demostrado su capacidad y liderazgo, las mujeres han perdido terreno en la alta dirección. De acuerdo con datos de El Economista, solo representan el 36% de los altos puestos directivos en el país, lo que refleja no solo una brecha de género en el salario sino también en el acceso a oportunidades de liderazgo y toma de decisiones.
Esta realidad ha impulsado a las mujeres a utilizar el espacio público para expresar su descontento y demandar cambios. Las marchas del 8 de marzo se han convertido en un símbolo poderoso de esta lucha, aunque no exentas de controversia por los episodios de intensidad y vandalismo que a veces las acompañan. Sin embargo, estas manifestaciones subrayan la urgencia y la relevancia de las demandas feministas en la sociedad mexicana.
La discusión sobre la equidad de género trasciende el ámbito público y penetra incluso en las filas políticas, donde existen discrepancias significativas sobre cómo abordar estas cuestiones. Con una población femenina creciente, que asume cada vez más roles de liderazgo en hogares monoparentales y que, desafortunadamente, sigue enfrentando situaciones de violencia, la voz de las mujeres se alza demandando no solo reconocimiento sino acciones concretas que cierren estas brechas de desigualdad.
En este contexto, las autoridades y la sociedad en su conjunto enfrentan el desafío de no solo visibilizar los derechos de las mujeres, sino de implementar medidas efectivas que promuevan la igualdad real en todos los ámbitos de la vida. La lucha de las mujeres en México es un recordatorio constante de que, aunque se han logrado avances, aún queda un largo camino por recorrer hacia la igualdad de género.