La calidad del agua en Durango ha alcanzado niveles alarmantes, con altos índices de flúor y arsénico que superan los límites permitidos, según la Red Nacional de Medición de la Calidad del Agua (RENAMECA). Estos contaminantes representan una amenaza para la salud pública. Especialistas como el ingeniero Luis Fernando Uc advierten sobre el daño que el flúor puede causar, particularmente en mujeres embarazadas y sus hijos. Estudios recientes asocian la exposición a estos niveles con problemas en el desarrollo neurológico de los niños, incluyendo una posible reducción en el coeficiente intelectual.
La construcción de la presa Tunal II y una planta potabilizadora, con un presupuesto de 4,100 millones de pesos, es un paso positivo hacia la solución del problema. Sin embargo, estos proyectos tardarán años en materializarse y en ofrecer agua de calidad. Mientras tanto, los ciudadanos continúan consumiendo agua contaminada que, al evaporarse, deja sedimentos visibles. En varias zonas de la capital, como los fraccionamientos afectados, los residentes han alzado la voz para exigir soluciones inmediatas.
El abuso del acuífero del Valle del Guadiana y la composición del suelo han contribuido a esta crisis. La ingeniera Cinthia Monserrat Hernández describe la situación como un "veneno" que afecta a generaciones actuales y futuras. Los dientes amarillos son solo el inicio de los problemas, que también incluyen afecciones más graves comprobadas por estudios médicos.
Garantizar agua limpia para las futuras generaciones es un objetivo que exige acción inmediata y costos elevados. Mientras tanto, los ciudadanos deben considerar alternativas temporales, como el uso de purificadoras. Sin embargo, incluso estas soluciones no están exentas de cuestionamientos. En una próxima entrega, se analizará cómo operan las purificadoras y la calidad del agua que ofrecen.