Convulsiones limitan a María

María Flores, de 46 años, enfrenta una lucha diaria desde que a los 8 años sufrió un accidente en la escuela que le dejó secuelas severas. Las convulsiones que experimenta son cada vez más frecuentes e intensas, afectando no solo su capacidad para trabajar, sino también su memoria. Esta situación ha generado un impacto significativo en su vida y en la de su familia.

En su hogar residen siete personas, entre ellas sus dos hijas. Una de ellas, que ya ha formado su propia familia, tiene tres hijas pequeñas que dependen de los recursos limitados del hogar. La otra hija, soltera, también enfrenta dificultades para contribuir económicamente. Actualmente, el único ingreso proviene de la pareja de su hija, lo que es insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de la familia, siendo la alimentación la más urgente. Hay días en los que conseguir comida se convierte en un desafío.

El regreso a clases ha añadido una carga adicional, ya que dos de las niñas comienzan la primaria. Esto implica gastos en materiales y alimentación que la familia no puede cubrir. Ante esta difícil situación, han acudido a un comedor comunitario, que ha sido una ayuda crucial para mitigar el hambre. Sin embargo, el comedor tiene reglas estrictas sobre la asistencia, lo que ha complicado aún más su situación. María ha tenido que faltar más de tres veces debido a sus convulsiones, lo que les ha cerrado las puertas de este recurso.

En este contexto, la familia Flores hace un llamado a la solidaridad y a la generosidad de quienes puedan ayudar. Están en busca de apoyo para cubrir sus necesidades básicas y mejorar su calidad de vida. Aquellos que deseen colaborar pueden comunicarse al 6183657013 para ofrecer su ayuda.