María Ávalos, de 71 años, vive atrapada en un ciclo de violencia en su propio hogar. Su hijo menor, de 39 años y con problemas de drogadicción, la agredió físicamente tras negarse a prestarle dinero. María, quien habita un humilde jacal con carencias básicas en la colonia La Ponderosa, asegura que no es la primera vez que enfrenta esta situación. Aunque buscó apoyo en el Instituto Estatal de la Mujer, considera que las acciones implementadas no han sido suficientes. Ahora pide a las autoridades que saquen a su hijo de su vivienda para poder vivir tranquila y sin temor.
Ante este caso, Meganoticias consultó al Instituto Municipal de la Mujer sobre el proceso de apoyo en situaciones similares. Paulina Valtierra, psicóloga de esta institución, explicó que el servicio está abierto a todas las mujeres que enfrenten violencia familiar, depresión o ansiedad. Dependiendo de cada caso, se brinda un proceso integral que incluye atención psicológica, legal e incluso psiquiátrica, si es necesario.
El objetivo, señaló Valtierra, es ofrecer un acompañamiento completo que permita a las mujeres violentadas recibir la ayuda que necesitan para salir de estas circunstancias. Sin embargo, el caso de María pone en evidencia la urgencia de reforzar las acciones de protección para víctimas de violencia familiar, especialmente aquellas en condiciones de alta vulnerabilidad como ella.
La historia de María no solo refleja una problemática personal, sino también un reto institucional. Es necesario que las autoridades implementen medidas más efectivas para garantizar la seguridad y el bienestar de las mujeres que enfrentan este tipo de violencia, y evitar que situaciones como esta se repitan.