La vida de los migrantes mexicanos sigue marcada por la incertidumbre. A partir del 20 de enero, se espera un endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, lo que complicará aún más la situación de quienes buscan asilo o residencia legal. Douglas D. Interiano, rector del Instituto de Estudios Migratorios de Texas, subrayó que la migración desde México ha aumentado en los últimos años, especialmente desde estados como Zacatecas, Sinaloa y Guanajuato, donde la violencia ha sido un factor determinante.
Sin embargo, los motivos relacionados con la inseguridad no califican como razones válidas para solicitar asilo. Esto deja a miles de migrantes en una situación vulnerable, atrapados en un sistema que prioriza tres categorías principales para la deportación: seguridad nacional, seguridad pública y recién ingresados. "La relación entre la violencia y la migración es directa, pero no es reconocida en los procesos de asilo", explicó Interiano.
En este contexto, la aplicación CBP One se ha convertido en la herramienta más utilizada para realizar solicitudes. No obstante, las entrevistas y el proceso son complicados, y la mayoría de los casos no obtiene resultados favorables. A medida que se aproxima el cambio de gobierno en Estados Unidos, con nombramientos que prometen una postura más estricta, el reto para los migrantes será monumental.
Interiano destacó que alrededor del 80% de los mexicanos que migran lo hacen hacia Estados Unidos, lo que hace urgente que los gobiernos diseñen estrategias efectivas para la reinserción de quienes sean deportados. "El reto será gigantesco, y la asistencia y la infraestructura seran fundamentales", afirmó.
La violencia que expulsa a mexicanos de sus comunidades, sumada a las restricciones en el norte, crea un círculo vicioso que las autoridades deberán romper. Sin acciones claras, el sufrimiento de miles de migrantes solo se intensificará, dejando una huella duradera en la sociedad mexicana.