Tras dejar la dirigencia estatal del PRI, Ernesto Abel Alanís expresó su confianza en las nuevas líderes del partido, a quienes considera capaces de llevar adelante una estrategia sólida de cara a las elecciones de 2024. Según el exlíder priista, este relevo es una oportunidad para renovar las estructuras internas y enfrentar los retos políticos con una visión actualizada y alineada a las necesidades del electorado.
Alanís enfatizó que el PRI no está debilitado, sino en un proceso de transición que podría fortalecerlo, especialmente si se logra consolidar el trabajo en equipo y la unidad interna. El reto principal, según Alanís, será demostrar que el partido sigue siendo una opción viable frente a una ciudadanía cada vez más exigente y a un panorama político dominado por Morena.
En relación a los actos anticipados de campaña, el también diputado local criticó la falta de herramientas legales que permitan sancionar estas actividades. "Hoy vemos cómo los aspirantes de Morena utilizan resquicios legales para promoverse abiertamente, burlando la normatividad electoral", señaló. Según Alanís, esta situación deja al INE prácticamente sin capacidad de actuar, lo que puede afectar la equidad del próximo proceso electoral. Esto ante los espectaculares y bardas que los aspirantes José Ramón Enriquez e Ivan Gurrola han establecido bajo el argumento de que son regalos de la ciudadanía, y que no se pueden negar a esto.
Alanís hizo un llamado a legislar con mayor precisión en materia electoral, asegurando que las reglas del juego deben ser claras para todos los participantes. Esto no solo favorecería la competencia justa, sino también la confianza de los ciudadanos en las instituciones encargadas de regular los comicios.
Con este panorama, el PRI enfrenta el desafío de posicionarse como una alternativa frente al avance de Morena y las expectativas de un electorado que busca resultados concretos, no solo discursos.