Jesús, de 64 años, vive en una casa hogar para ancianos tras haber sido deportado de Estados Unidos hace 14 años. Su travesía migratoria comenzó hace más de seis décadas cuando, buscando una mejor calidad de vida, cruzó la frontera de manera indocumentada. Durante 30 años vivió en Los Ángeles, donde trabajó y formó una familia en busca del "sueño americano". Sin embargo, problemas con las autoridades estadounidenses lo llevaron a la deportación, marcando un giro drástico en su vida.
Actualmente, Jesús pasa sus días en la casa hogar, donde recibe atención médica y cuidados básicos. Sin embargo, enfrenta la soledad que implica estar lejos de sus hijos y nietos. Aunque mantiene comunicación con ellos, las restricciones migratorias le han impedido verlos desde su deportación. En estas fechas navideñas, su mayor deseo es reencontrarse con ellos, algo que parece inalcanzable.
De acuerdo con el Censo de Alojamientos de Asistencia Social del Inegi, en México hay 22,611 personas mayores viviendo en alrededor de 1,200 casas de asistencia. Por otro lado, la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic) 2022 revela que casi 8 de cada 10 adultos mayores no reciben atención en sus hogares. De aquellos sin discapacidad o dependencia, el 77.6% carece de apoyo en sus viviendas.
La historia de Jesús refleja la situación de muchos migrantes mayores que, tras años de esfuerzo y sacrificio en el extranjero, enfrentan el aislamiento al regresar a su país de origen. A pesar de todo, Jesús agradece el refugio de la casa hogar, consciente de que, sin ella, estaría completamente solo.