Restauranteros reportan ligera mejoría en el Buen Fín.
El sector restaurantero en Durango tuvo un Buen Fin "bueno a secas," según lo expresó la presidenta de CANIRAC, quien señaló un incremento promedio de 15 % en las ventas. Aunque esta cifra representa una ligera mejora, está lejos del desempeño de otros sectores, que reportaron incrementos superiores al 50 %.
La inseguridad en zonas cercanas, como Culiacán, y el temor generalizado de transitar por la supercarretera Durango-Mazatlán, jugaron un papel clave en limitar la afluencia de turistas y visitantes durante este periodo de promociones. A pesar de que las autoridades han asegurado que esta vía está "blindada," la percepción de riesgo sigue desincentivando los desplazamientos. Para los restauranteros, el impacto de la inseguridad no es un tema menor, pues limita el flujo de clientes, especialmente aquellos provenientes de otros estados.
La presidenta de CANIRAC explicó que la dinámica económica del Buen Fin suele beneficiar de manera significativa a los negocios locales, pero que en esta ocasión, la incertidumbre en torno a la seguridad restó dinamismo al sector. Aunque algunos restaurantes lograron resultados positivos, muchos otros apenas alcanzaron cifras similares a las de un fin de semana regular.
Con diciembre en puerta, el sector restaurantero pone sus expectativas en las fiestas navideñas y de fin de año, periodos tradicionalmente asociados con un aumento en el consumo. Sin embargo, los empresarios del ramo consideran que el desempeño de las ventas dependerá directamente de las condiciones de seguridad en las carreteras y en el propio estado.
Esta declaración se dá, luego de que el Secretario General de Gobierno declarara que las condiciones de seguridad en la "super" han mejorado y que la gente puede recorrerla con tranquilidad.
El llamado a las autoridades es claro: garantizar condiciones que permitan no solo la movilidad de los turistas, sino también un entorno de confianza para que los consumidores locales y foráneos puedan disfrutar sin preocupaciones. La economía restaurantera sigue siendo un termómetro de la seguridad en la región.