Hace ocho años, los padres de Citlalli sufrieron un accidente en motocicleta que los dejó al borde de la muerte. Como hija mayor, Citlalli enfrentó su mayor temor: perder a sus padres y asumir la responsabilidad de cuidar a sus tres hermanos menores. Desesperada, acudió al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe para pedirle a la Virgen por la recuperación de sus padres. Según relata, su súplica fue escuchada y sus padres lograron superar la tragedia.
Desde entonces, Citlalli ha visitado cada año el Santuario para agradecer a la Virgen de Guadalupe por el milagro. Su devoción la lleva a realizar diferentes mandas, como ofrecer flores, encender veladoras y recorrer de rodillas el templo mientras ora por sus seres queridos o pide por su salud.
El 12 de diciembre, millones de peregrinos se reúnen en los Santuarios de Guadalupe para celebrar a la Virgen, considerada la "Santa Patrona de México". Los feligreses esperan hasta la medianoche para cantarle "Las Mañanitas". A lo largo de los años, miles de personas caminan, viajan en automóvil o en bicicleta, realizando largos recorridos y cargando réplicas de la Virgen. Estos peregrinos enfrentan hambre y sed como muestra de su devoción, rindiendo tributo, agradeciendo favores y pidiendo milagros.
Este año, Citlalli regresó al Santuario con una nueva petición: interceder por su primo, quien vive en Estados Unidos y está por someterse a una operación a corazón abierto.
Para Citlalli, su fe en la Virgen no es solo una creencia, sino un acto de esperanza y conexión espiritual. Con este fervor, invita a otros jóvenes a acercarse a esta tradición, que ha sido para ella una fuente de fortaleza en los momentos más difíciles.