La Semana Santa es uno de los momentos más significativos para millones de católicos alrededor del mundo.
Durante estos días, los fieles recuerdan los últimos momentos de la vida de Jesucristo, su pasión, muerte y resurrección. Esta celebración inicia con el Domingo de Ramos y concluye con el Domingo de Resurrección, marcando una semana llena de simbolismo, recogimiento y fe.
El punto de partida es el Domingo de Ramos, día en que se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Según los relatos bíblicos, fue recibido por multitudes que lo aclamaban como el Mesías y agitaban ramas de olivo en señal de bienvenida. Por eso, en esta fecha, los creyentes llevan ramas a misa para que sean bendecidas y luego las conservan en sus hogares como símbolo de protección.
El Jueves Santo es otro de los momentos clave de la Semana Santa. Ese día se recuerda la Última Cena, el encuentro de Jesús con sus discípulos antes de ser arrestado. En ese momento, según los Evangelios, instituyó la eucaristía, al repartir el pan y el vino como representación de su cuerpo y sangre, en una ceremonia que hoy sigue siendo central para los cristianos.
Después de la cena, Jesús se retiró al huerto de Getsemaní a orar. Allí, acompañado por algunos de sus apóstoles, mostró su lado más humano al pedir a Dios que, si era posible, evitara su sufrimiento. Sin embargo, aceptó su destino con resignación y fue arrestado esa misma noche.
El Viernes Santo es el día que recuerda la Pasión de Cristo, es decir, su sufrimiento y muerte en la cruz. Muchas comunidades realizan procesiones y Vía Crucis, una representación simbólica del recorrido que hizo Jesús cargando su cruz hasta el Calvario. Este día es de luto para los creyentes, quienes reflexionan sobre el sacrificio de Jesús.
El Sábado Santo se dedica a la memoria del tiempo en que Jesús estuvo en el sepulcro. Es un día de silencio y espera, marcado por la meditación y la preparación para el día más importante: el de la Resurrección.
Finalmente, el Domingo de Resurrección representa la victoria de la vida sobre la muerte. Según la fe católica, Jesús resucitó al tercer día de su crucifixión, ofreciendo a los creyentes la esperanza de la vida eterna. Es un día de alegría, que se celebra con misas especiales y diversas tradiciones familiares.
Esta semana no solo es una conmemoración religiosa, sino también una invitación a la reflexión personal, la reconciliación y la renovación de la fe. Para muchos, es un momento de conexión espiritual y encuentro con lo más profundo de sus creencias.