Al menos 40 personas murieron y 47 más resultaron heridas tras la explosión de un camón cisterna cargado de explosivos en la ciudad de Afrín, en el norte de Siria y bajo control de tropas turcas y rebeldes. El vehículo fue utilizado para el atentado y fue detonado en la calle Raju.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) reportó que al menos seis de los fallecidos eran milicianos sirios aliados de Turquía. La mayoría de las víctimas murieron calcinadas.
El Ministerio de Defensa turco aseguró que entre las víctimas fatales hay once niños y acusó a las milicias kurdo-sirias Unidades de Protección del Pueblo (YPG) de "masacrar a civiles inocentes.
El ataque no ha sido reivindicado por ningún grupo terrorista hasta el momento.