En la década de los ochenta, cuando eran dos grandes promesas juveniles en el beisbol, los lanzadores Carlos Emilio Acosta y Carlos Rendón conformaron una dupla de miedo, años después, a esos magníficos pitchers, tocayos y amigos, los une el destino en el Salón de la Fama del Deportista Sonorense.
Por un lado, Acosta Figueroa se convirtió en un reconocido lanzador que reunió una rica trayectoria, la cual incluso lo llevó a ser profesional, y, desde hace unos días, es uno de los once miembros de la Clase 2023 de inmortales del deporte en la entidad.
Mientras que Rendón, quien tristemente falleció de manera prematura en un trágico accidente a los 17 años de edad en 1991, cuando era uno de los mejores prospectos de la época, ingresó post mórtem al Salón de la Fama del Deportista Sonorense hace 30 años, pues entró como parte de la generación de 1993.
"Es un honor compartir el Salón de la Fama al lado de jugadores que yo admiré desde chico, de hecho, algunos me tocaron como compañeros y otros en contra, entre ellos el ?Cangas? (Carlos Rendón), con quien me reuniré de nuevo, no había captado eso, ?seremos vecinos?? Ray Merino, Eloy Zepeda, ?Chacho? Torres, Germán Germán, ?Kaly? Grijalva, en fin, beisbolistas y deportistas de otras disciplinas. Es muy satisfactorio, una buena sorpresa", señaló Acosta Figueroa.
En sus memorias, Carlos Emilio guarda con sumo cariño y nostalgia, cuando, junto al "Cangas", tuvo el honor, siendo ambos juveniles, de tirar la primera bola en la Serie del Caribe Hermosillo 1987 en el estadio "Héctor Espino"; el mismo "Supermán de Chihuahua" fungió como bateador y la receptoría la cubrió otra leyenda de los Naranjeros: Sergio "Kalimán" Robles.
"Tenía 13-14 años, imagínate lo importante de eso y uno con esa edad; resultaron años inolvidables en estatales infantiles y después en las Ligas Pequeñas jugando para el equipo del Colegio Larrea de Sergio Valencia, después fuimos al Latinoamericano (1986 en Venezuela) en donde tiré un juego perfecto, luego jugué en el Mundial de Puerto Rico al año siguiente", resaltó.
El "Patón", mote con el que se le conoce desde chico, echó a volar la mente y revivió momentos inolvidables en los diamantes, a donde llegó gracias a su abuela, quien lo impulsó a practicar el beisbol.
"Es un trayecto muy largo, todo empezó en 1983 cuando mi abuela materna me llevó por primera vez a un campo de beisbol, tenía 9 años, ahí empezó la aventura en la pelota? Hubo muchos sacrificios y respaldo de mis padres, llevándome a entrenar, a los torneos, consiguiendo los spikes, el uniforme, el guante, detalles de ese tipo", agregó.
"También estoy orgulloso y lleno de satisfacción (de entrar al Salón de la Fama) ya que viene después de tantos sacrificios de uno como jugador, pero, si no hubiera tenido un entorno y apoyo familiar y de los entrenadores, nada sería posible, pues es algo conjunto. Además, la educación de mis padres fue fundamental para mi desempeño deportivo y profesional", destacó.
Asimismo, atesora un gran cúmulo de recuerdos, desde su etapa amateur (infantil, juvenil y Primera Fuerza) hasta la profesional, ya que debutó con los Industriales de Monterrey en la Liga Mexicana de Beisbol ?apenas tenía 18 años y compartió el terreno con figuras tales como Alonso Téllez, Roberto Vizcarra y Jim Wilson- y también alineó en la Liga Norte de Sonora.
"Pero definitivamente me quedo con la primera vez que subí a la loma en mí vida, eso fue como el 29 o 30 de noviembre de 1983, pienso yo, incluso ahí debuté en una liga organizada? Estábamos en el Deportivo Ley 57, pero, quién iba a abrir el juego, de apellido Sánchez, no acudió, entonces entré a lanzar y ¡Tiré sin hit ni carrera! Es uno de los principales e importantes recuerdos personales", señaló.