Las aguas residuales, comúnmente conocidas como aguas negras, son una fuente valiosa para monitorear la salud pública y prevenir riesgos epidemiológicos
La investigadora Luz de María Breton Deval, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, destaca que estas aguas contienen bacterias y virus provenientes de los fluidos corporales humanos, descargados al drenaje. Identificar y cuantificar estos microorganismos permite anticipar la propagación de enfermedades y diseñar estrategias de salud pública más precisas.
Durante la pandemia de COVID-19, el análisis de aguas residuales facilitó la detección temprana de aumentos en la carga viral, antes de que se reflejaran en casos clínicos. Esto permitió a las autoridades sanitarias implementar medidas de contención oportunas, como el incremento de pruebas diagnósticas y la preparación de instalaciones hospitalarias.
Breton Deval y su equipo se enfocan en analizar ríos, lagos y otros cuerpos de agua que reciben descargas de aguas negras de poblaciones cercanas, en lugar de centrarse únicamente en plantas de tratamiento. Este enfoque es relevante, ya que en México solo el 57% de las aguas residuales municipales recolectadas son tratadas adecuadamente; el resto se vierte en cuerpos de agua sin procesamiento, lo que incrementa el riesgo de contaminación y propagación de enfermedades
El monitoreo de estos ambientes contaminados permite identificar la presencia de patógenos y sustancias químicas, proporcionando datos cruciales para correlacionar con informes epidemiológicos y diseñar intervenciones de salud pública más efectivas. Por ejemplo, en el Río Magdalena de la Ciudad de México, se han realizado estudios para determinar el tipo de bacterias presentes y su relación con enfermedades reportadas en la zona.
Además, el análisis de aguas residuales puede revelar patrones de consumo de antibióticos en la población. Un uso excesivo de estos medicamentos puede conducir a la aparición de bacterias resistentes, complicando su eliminación y tratamiento. Por ello, es fundamental monitorear estos residuos para implementar políticas de uso racional de antibióticos y prevenir la resistencia antimicrobiana.
La implementación de técnicas de monitoreo en aguas residuales ofrece una alternativa económica y no invasiva para evaluar la salud de la población. Sin embargo, este enfoque enfrenta desafíos, como la necesidad de realizar análisis continuos en múltiples ubicaciones, lo que requiere personal capacitado y recursos adecuados. Una posible solución , según la UNAM, es descentralizar los muestreos, involucrando a los organismos operadores de plantas de tratamiento en la realización de análisis periódicos, previa capacitación y establecimiento de metodologías estandarizadas.
En el contexto de la creciente escasez de recursos hídricos, es cada vez más importante tratar y reutilizar las aguas residuales, ya que contienen nutrientes como nitrógeno y fósforo. En algunas regiones, estas aguas se utilizan para riego; sin embargo, su uso sin el debido tratamiento es peligroso debido a la presencia de microorganismos patógenos y genes de resistencia
Existen diversos métodos de tratamiento de aguas residuales, aunque algunos pueden ser costosos debido al alto consumo de energía eléctrica. Por ello, se recalca que es necesario modernizar la infraestructura, incorporando tecnologías sostenibles como paneles solares, y considerar el tratamiento de aguas como parte de una economía circular. Por ejemplo, el biogás generado durante el tratamiento puede aprovecharse para producir electricidad, optimizando el proceso y reduciendo costos.
Asimismo, es importante la separación de aguas grises, negras y pluviales. Las aguas grises, provenientes de actividades como lavarse las manos o bañarse, contienen menos materia orgánica y patógenos, lo que facilita y abarata su tratamiento en comparación con las aguas negras. Implementar esta separación puede mejorar la eficiencia de los sistemas de tratamiento y contribuir a la conservación de los recursos hídricos.