Cuando parecía que un grave error de Yves Bissouma, impreciso y superado por la magnitud del duelo durante todo el partido, dejaría sin un premio merecido al Tottenham en el Etihad, un testarazo en el tiempo añadido de Dejan Kulusevski, confirmó el momento de irregularidad del Manchester City en su tercer empate consecutivo en la Premier.
Los elogios de Pep Guardiola a Angelos Postecoglou quedaron justificados en el duelo del Etihad. El Tottenham se sobrepuso a todo para cortar su mala racha de tres derrotas consecutivas con un punto de mucho mérito. Peleado y merecido hasta la última jugada. Levantándose cuando otros ya lo dan todo por perdido ante un equipo del poderío del City. Sin acusar las ocho bajas con las que encaraba el encuentro.
Pero el City no anda bien. Tan poderoso como para remontar el partido con su ritmo eléctrico y las dosis de calidad en los metros finales que imprimen a sus acciones Doku, Foden y Julián Álvarez. En una noche de frustración para Erling Haaland que falló lo imperdonable y acabó disfrazándose de asistente en el tanto que sabía a triunfo a nueve minutos del final.
En eso se han convertido los últimos encuentros del equipo de Guardiola, que ha perdido solidez defensiva para convertirse en vulnerable. Sufriendo en acciones básicas por su separación de líneas pero capacitado para dar a todo la vuelta a un ritmo que pocos equipos pueden igualar. Lo volvió a hacer ante el tempranero gol al contragolpe de Son Heung-min.
Venía el Manchester City de levantar un 0-2 al Lepizig en la Liga de Campeones y en seis minutos repetía los mismos excesos de confianza. Mal posicionado en acción a balón parado ofensiva, Doku no cerró la velocidad de Son, a quien no le tembló el pulso ante Ederson. El surcoreano pasaba en tres minutos de la alegría a la incredulidad, cuando mandaba dentro de su portería un intento de despeje a la falta lateral de Julián Álvarez.
El tanto sirvió para el impulso del City. En sus mejores momentos del partido encerró a su rival pero le perdonó. Con menos incidencia de la habitual de Doku por la izquierda y con Haaland desconocido. Había perdonado Bernardo Silva la primera cuando el gigantón noruego marró una ocasión impropia a su nivel. Esperando bien posicionado en el segundo palo el centro que le llegó para marcar a placer. De primeras, no encontró portería.
Se inició una guerra contra sí mismo que incrementó la ansiedad cuando el City ya había remontado, pasada la media hora, cuando Doku echó el freno, puso pausa para ver el pase entre líneas y Julián inventó un regalo de gol a Foden. En las botas de Haaland estuvo lo que bien pudo ser la sentencia. La cruceta había negado el tanto a Doku y Davies, bajo palos, evitó el de Erling.
Pero hasta en los momentos de mayor sufrimiento el Tottenham mostró colmillo cuando tuvo el balón. Directo y letal. Con el liderazgo de Brennan Johnson que volvió loca a la zaga local. Ruben Dias había evitado el gol y Bryan Gil dudó tras encontrar un error en salida impropio del City. Los repitió en más de una ocasión Bissouma, salvado de inicio por el disparo de Haaland a la grada confirmando que tiene días malos.
Le faltó gasolina al City en la segunda parte, cuando la exigencia física del duelo no se rebajó. Con Doku fuera tocado y Foden cambiado sin fuelle. Ya había avisado el Tottenham en una acción anulada por fuera de juego antes de que un mal posicionamiento tras un balón largo perdido buscando a Haaland, permitiese a Lo Celso avanzar líneas con comodidad y soltar un zurdazo imparable que devolvía el empate tras tocar la madera.
Estaba más cerca la remontada del conjunto londinense, con Lo Celso acariciando el doblete con un disparo que desvió Grealish y se envenenó rumbo a la escuadra, cuando Bissouma lo tiró todo por tierra en su enésimo error. Su pérdida ante la presión permitió a Haaland desquitarse con una asistencia a Grealish que parecía definitiva.
Restaban nueve minutos, el Tottenham podía lamentar el desenlace o sus bajas, pero se lanzó a por un resultado más justo. Lo encontró en el tiempo añadido con el centro de Johnson desde la izquierda y el coraje de Kulusevski para dejar en evidencia a Ruben Dias. Esperó el balón y fue atropellado por un tren.
Cuando reaccionó, su rival ya celebraba el testarazo que aumentó el momento de irregularidad de un City que acabó desquiciado con el colegiado por cortar con una falta la ley de la ventaja en una acción en la que se quedaba solo Grealish y pidiendo una pena máxima no señalada, que no impidió que se quede a tres puntos del líder Arsenal. EFE