El nacimiento de Jesús, según la tradición cristiana, tuvo lugar en un humilde pesebre, en un establo, porque no encontraron un lugar en las posadas de Belén. María y José, los peregrinos que viajaban hacia la ciudad, tocaron varias puertas buscando un refugio, pero debido a la multitud, no pudieron encontrar alojamiento en ningún lugar. Finalmente, un establo les ofreció la oportunidad de que Jesús naciera en su interior, lo que simboliza la humildad y la sencillez del nacimiento del Salvador.
Hoy en día, esta escena es representada de diversas maneras en todo el mundo a través de los pesebres o belenes. Las personas, especialmente en épocas navideñas, crean representaciones del nacimiento de Jesús utilizando materiales como madera, heno, figuras de barro y hasta papel roca. Estos pesebres pueden variar según las tradiciones y recursos de cada lugar, pero todos tienen el mismo propósito: recordar y honrar el nacimiento de Cristo.