En México, el 36.9% de la población adulta vive actualmente con obesidad, una cifra preocupante que refleja la creciente prevalencia de esta condición en el país. Las proyecciones indican que, si no se toman medidas efectivas, para 2030 este porcentaje podría alcanzar el 45%, lo que representa una amenaza para la salud pública y un reto considerable para los sistemas de atención médica.
La obesidad es un factor de riesgo importante para una serie de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ciertos tipos de cáncer. Además, esta condición se ha asociado con una menor calidad de vida y un aumento en los costos de atención médica. En México, la obesidad afecta tanto a adultos como a niños, lo que agrava la situación, ya que las personas que desarrollan obesidad desde jóvenes tienen más probabilidades de mantenerla a lo largo de su vida.
El aumento de la obesidad en el país está relacionado con varios factores, entre ellos una dieta desequilibrada, rica en alimentos ultraprocesados y altos en calorías, junto con la falta de actividad física debido a un estilo de vida sedentario. Estos hábitos, sumados a otros factores sociales y económicos, han contribuido al alarmante crecimiento de esta epidemia.
Para enfrentar este problema, es urgente implementar políticas públicas que fomenten una alimentación más saludable, promuevan el ejercicio y mejoren el acceso a servicios de salud para la prevención y tratamiento de la obesidad. Si no se actúa con prontitud, las proyecciones sugieren que las consecuencias de la obesidad seguirán impactando de manera negativa la salud de millones de mexicanos en las próximas décadas.