La temporada de huracanes en el Atlántico, que concluye oficialmente este sábado, registró una actividad superior al promedio, dejando eventos climáticos devastadores como el huracán Helene, el más destructivo del año.
Con vientos de 220 kilómetros por hora, Helene tocó tierra el 26 de septiembre en Florida, dejando más de 150 muertes y una estela de destrucción que alcanzó hasta Carolina del Norte, informó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Helene se consolidó como el huracán más mortífero que ha impactado en Estados Unidos desde Katrina en 2005 y el más poderoso registrado en la región de Big Bend, Florida. Su paso se convirtió en un recordatorio del creciente impacto de los fenómenos climáticos en zonas vulnerables.
Otro evento destacado fue el huracán Beryl, que alcanzó la categoría 5, marcando un récord al ser el más temprano en aparecer durante la temporada. Aunque tocó tierra en Texas como un huracán de categoría 1, su marejada ciclónica provocó inundaciones significativas en este estado y en Luisiana.
El huracán Milton, que azotó Siesta Key, Florida, el 9 de octubre, se ubicó entre los ciclones más destructivos del año. Además de generar un brote de 46 tornados, dejó lluvias torrenciales con acumulados de hasta 380 milímetros y una marejada ciclónica devastadora. Destacó por su rápida intensificación, incrementando sus vientos en 145 kilómetros por hora en solo 24 horas.
En total, esta temporada registró 18 tormentas tropicales, de las cuales 11 se convirtieron en huracanes y cinco alcanzaron la categoría de huracanes mayores, con vientos superiores a 178 kilómetros por hora. Estas cifras superaron el promedio histórico de 14 tormentas con nombre, siete huracanes y tres huracanes mayores.
Los meteorólogos de la NOAA habían advertido que esta temporada sería más activa de lo habitual, un pronóstico que se cumplió con creces. Los ciclones de este año, además de batir récords, dejaron claro que el impacto de estos fenómenos se extiende más allá de las costas, afectando comunidades enteras con inundaciones, tornados y destrucción masiva.
Con el cierre de esta temporada, se hace evidente la necesidad de fortalecer medidas de prevención y respuesta ante fenómenos meteorológicos extremos, que se presentan con mayor frecuencia e intensidad.