Antiguos californios realizaban un segundo entierro de los difuntos

En la cosmovisión de los habitantes de la antigua California, la muerte no era el fin de la existencia. Para ellos, el difunto se iba al norte o sur de la península dependiendo de cómo se había comportado en vida. "Ellos pensaban y creían que en el norte de la península había abundancia de comida y el alma había sido recompensada por haberse portado bien en vida. Sin embargo, si había sido malo, o había hecho cosas malas en su vida, su espíritu viajaba hacia el sur", señaló el historiador Sealtiel Enciso Pérez.

Los muertos eran enterrados en posición fetal a orillas de la playa en medio de un rito funerario. Seis meses después se realizaba un segundo entierro. "Se desenterraba el cadáver, o sea, otra vez el bulto mortuorio era expuesto. [El cuerpo estaba] lo suficientemente descompuesto para que ellos pudieran proceder a lo que seguía, que era modificar la anatomía del individuo. Esto es jalar o separar la mitad superior de la mitad inferior; a veces nada más un brazo, a veces nada más una pierna" describió el antropólogo Alfonso Rosales López. Se pensaba que el desmembramiento del cuerpo permitía que el difunto siguiera su camino.

Con el tiempo este tipo de entierros sufrieron algunos cambios. Sin embargo, la base del ritual perduró hasta la época de la Conquista.