En la vida cotidiana, la ética se ve reflejada en cosas como ser honesto con los demás, cumplir nuestras promesas, no hacer trampa en situaciones cotidianas como el trabajo o estudios y sobre todo ser respetuosos con las opiniones y derechos ajenos, todo esto mediante un actuar de acuerdo con valores que contribuyen al bienestar individual y colectivo, fomentando así una convivencia más justa y armoniosa.
Cabe señalar que este tipo de ética en la vida cotidiana hace hincapié a los principios y valores que guían nuestras decisiones y comportamientos en situaciones diarias, en las que debemos decidir cómo actuar en base a lo que consideramos correcto o incorrecto, justo o injusto, bueno o malo, en nuestras interacciones con los demás y en la manera en que enfrentamos los desafíos y dilemas diarios.
Por otro lado, en la ética profesional, este término se refiere al conjunto de principios, normas y valores que guían el comportamiento de los individuos dentro de una profesión determinada en la que se busca asegurar que los profesionales actúen con responsabilidad, integridad, honestidad y respeto tanto a los colegas, clientes, empleadores y la sociedad en general.