Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad le agradecen milagros y favores recibidos, le piden salud, trabajo, bienestar y muchas otras intenciones.
Muchos de ellos sufren penurias, pero no les importa, para subir los aproximadamente mil metros de la pesada cuesta de la Calzada de Guadalupe.
Al llegar al santuario los recibe la Virgen con los brazos abiertos y todos quedan satisfechos y sonrientes./