La participación activa de los jóvenes en el crimen organizado va en crecimiento, ya que factores como pobreza, marginación, falta de oportunidades, desarrollo social y humano, entre otros, vulneran aún más a los ya desprotegidos y afectan a las nuevas generaciones.
Se sabe que las edades de los jóvenes que se involucran en el crimen organizado oscilan entre los 18 y 30, pero también se advierte la presencia de menores de edad, encontrando niños y adolescentes en grupos criminales.
Los jóvenes se sienten con mucho éxito en ese camino, aunque éste sea pasajero, consideran que vale la pena el riesgo que asumen, pues las ganancias si no son aprehendidos son alentadoras, ya que perciben a esto como un buen negocio, forma de ganarse la vida, y la forma más rápida de obtener beneficios materiales ya que la sociedad los respeta y les teme, incluso mucho más que al propio gobierno.