México tiene el primer lugar en embarazos adolescentes entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y en Ahome, el 31% de las madres primerizas durante el 2020 son menores de 19 años, lo que representa un riesgo tanto para la madre como para el embrión.
"La Organización Mundial de la Salud establece ya un embarazo en adolescente como un embarazo de alto riesgo, ¿por qué? tanto por las dificultades que trae el parto y la gestación como porqué esos embarazos adolescentes se dan en comunidades mucho más vulnerables" -Janeth Gutiérrez, Coordinadora del Programa de Salud reproductiva en la Jurisdicción Sanitaria en la ciudad de Los Mochis.
Sin embargo, no solo son las consecuencias a la salud de las jóvenes los riesgos que contrae un embarazo a durante el desarrollo, sino que lamentablemente, existen otro sin fin de factores que cambian en la vida de una joven que es madre desde tan temprana edad.
"También trae consecuencias sociales, como el que dejen de estudiar, el que no consigan un empleo y se ha visto también que las mujeres que se embarazan en edades tempranas hay más probabilidad que tengan un periodo corto y se vuelvan a embarazar otra vez" -Janeth Gutiérrez, Coordinadora del Programa de Salud reproductiva en la Jurisdicción Sanitaria en la ciudad de Los Mochis.
En el enfoque socioeconómico, el embarazo adolescente provoca abandono de los estudios, falta de oportunidades laborales, problemas psicológicos y tendencias a relaciones inestables o perjudiciales para la mujer debido a las necesidades económicas y afectivas.
Es por esto, que en México, necesita apostar más a la educación sexual, y sobre todo a la buena comunicación familiar para evitar la vulnerabilidad de menores de edad y con esto embarazo en la adolescencia.