De acuerdo con el extinto INEE [Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación], la infraestructura de las escuelas es fundamental para garantizar el derecho a aprender, proporcionando instalaciones y servicios donde se propicie un entorno con condiciones dignas, seguras y de bienestar durante las actividades escolares.
Asimismo, el BID indica que, como espacio físico, las escuelas juegan un papel crucial en el contexto educativo, facilitando las interacciones entre docentes y estudiantes, permitiendo llevar a cabo los contenidos pedagógicos, la formación de identidad y a desarrollarse socialmente.
No obstante, en los periodos de receso escolar, es decir, cuando las escuelas se encuentran cerradas, las condiciones de infraestructura suelen estar más expuestas a afectaciones debido a los saqueos y al vandalismo que sufren.
Esta situación se agravó notablemente durante el confinamiento por la pandemia, cuando la educación presencial se vio interrumpida por casi dos años y el deterioro de los planteles escolares se profundizó.
Recientemente, la investigación de Mexicanos Primero: "Lo básico no está garantizado", la cual contiene datos del ciclo escolar 2021-2022, indica que solo el 66.9% de las escuelas primarias, secundaria y media superior en el estado de Sinaloa cuentan con servicios esenciales como electricidad, agua potable y sanitarios adecuados, por lo que el 33.1% de los planteles carecen de éstos, ubicando a Sinaloa en el lugar 21 a nivel nacional en cuanto a la provisión de servicios básicos en las escuelas.