Los productores agrícolas en Sinaloa se enfrentan a una de las crisis más devastadoras de la última década, lo que ha llevado a una creciente cantidad de agricultores a abandonar la producción en sus tierras. La situación es alarmante y pone en riesgo la seguridad alimentaria y el bienestar económico de la región.
Las causas de la crisis del campo son diversas, pero destacan factores clave: la caída de precios en el mercado, el aumento exorbitante de los costos de insumos para la producción y la ausencia de esquemas de apoyo efectivos que incentiven la producción de alimentos y la sequía.
Estos factores, combinados, generan una situación insostenible para los productores agrícolas, lo que lleva a muchos a abandonar sus tierras y buscar alternativas más rentables
En 2023, los productores de maíz en Sinaloa vendieron su cosecha a un precio de 6 mil 965 pesos por tonelada. Sin embargo, en 2024, el precio experimentó una caída abrupta, alcanzando los 5 mil 457 pesos por tonelada, lo que representa una disminución de 1,508 pesos por tonelada, es decir, un descenso del 21.6% en comparación con el año anterior.
Además, los costos de los insumos aumentaron un 30% desde el ciclo pasado, lo que ha llevado a una situación financiera crítica para los productores, afectando severamente su rentabilidad y sostenibilidad.
Lo que agrava aún más la situación es que los programas de apoyo existentes no solo son ineficaces, sino que además no se ejecutan de manera oportuna ni se pagan en los plazos comprometidos, lo que deja a los productores sin el respaldo financiero necesario para enfrentar los desafíos que vive el campo en Sinaloa.