La mayoría de las frutas y verduras que pasan por nuestra mesa han sido recolectadas por jornaleros agrícolas. Las compramos y consumimos a diario pero, ¿Alguna vez has pensado en ellos?
Además de que su trabajo no es reconocido debidamente, las condiciones laborales de las jornaleras y los jornaleros vulneran su seguridad, su salud y sus derechos.
De acuerdo a la Red Nacional de Jornaleras y Jornaleros Agrícolas, en México se estima que alrededor de 3 millones de personas se desempeñan como jornaleros y jornaleras en los campos agrícolas. La población jornalera cuenta con una alta proporción de personas indígenas: 24% habla una lengua indígena, una proporción tres veces superior a la nacional.
La población jornalera es víctima de múltiples violaciones a sus derechos laborales: irregularidades en el pago de sus salarios, jornadas laborales superiores a las ocho horas, condiciones de explotación, aunado a ello, son invisibles para las políticas sociales. La combinación de estos factores genera condiciones de grave vulnerabilidad.
Un ejemplo de la cruda realidad que viven jornaleros agrícolas en el país, es el caso de los 43 jornaleros indígenas originarios de Guadalupe y Calvo del estado de Chihuahua que fueron rescatados por las autoridades al encontrase presuntamente en situación de esclavitud en un campo agrícola de Ahome.
Pese a la intervención de la Dirección del Trabajo y Previsión Social y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, jornaleros no recibieron liquidaciones justas.