La molienda revive al Valle de Mocorito

Mocorito.- En el Valle de Mocorito la vida entre semana transcurre de forma tranquila, casi no hay movimiento de carros y hay pocos visitantes, sin embargo los domingos la situación cambia, y es que hasta esa zona serrana arriban algunos turistas, atraídos por la curiosidad de ver de cerca como es el proceso de extracción del jugo de caña, su cocción así como la posterior elaboración de dulces con esa miel.

Juan Gastélum ha dedicado 50 de sus 65 años de vida a esta actividad. En las tierras de temporal de esa zona se siembra un ciclo caña y el resto cacahuate. La tradición de la molienda tiene alrededor de 200 años, pero en el caso de su familia, aunque por generaciones este ha sido su trabaho, primero  prestaban sus servicios en otra molienda, hasta hace poco más de 20 años lo hacen por cuenta propia.

Desde las 05:00 horas inician con la labor, para entonces ya se hizo el corte en el sembradío de tres hectáreas que hay al bajar de su casa.  La temporada inicia desde  noche buena hasta abril, aunque cuando no hay viento puede dura mucho tiempo, señala,  y puede extenderse hasta mayo.

Para los habitantes de todas las edades contemplar el proceso es muy entretenido: Primero el varejón de caña se aplasta en el molino, de ahí el jugo que se extrae pasa hacia un contenedor, posteriormente en grandes cazos se pone a fuego de leña de mezquite por dos horas o dos horas y media, hasta que se haya hecho la reducción, con esa miel elaboran melcochas, palanquetas, noroto y una variedad de dulces más para deleitar a los visitantes. Aunque a don Juan le han ofrecido que haga de la molienda un negocio más redituable, poniendo cuota de acceso al lugar, así como vendiendo todos los sevicios que ahí se prestan, el asegura que prefiere seguir compartiendo con la gente. Ahí a quien llega se le brinda el vaso de agua, se le presta el baño, se comparte jugo de caña y caña para degustar, lo único que tiene costo son los dulces elaborados, esos se pueden llevar para recuerdo o bien para recordar a través del paladar lo agradable de este terruño.

En su molienda se emplean 11 personas, entre los habitantes de su hogar y algunos vecinos.