En las últimas décadas, la alimentación infantil en México ha experimentado cambios significativos, muchos de los cuales han tenido consecuencias preocupantes. Los llamados "alimentos de tentación", aquellos con etiquetas negras que advierten sobre altos niveles de azúcar, grasa y sodio, se han convertido en una parte integral de la dieta diaria de muchos niños mexicanos. Esta tendencia tiene un impacto negativo en el sano desarrollo de la niñez, exacerbando problemas de salud como la obesidad infantil.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2020, el 35.6% de los niños y adolescentes mexicanos presentan sobrepeso u obesidad. Este es un aumento alarmante en comparación con datos de años anteriores, y la tendencia sigue en ascenso. La proliferación de productos con etiquetado negro en el mercado mexicano contribuye significativamente a este problema. Estos alimentos, que incluyen refrescos, golosinas, y productos ultra procesados, son un riesgo latente en nuestra niñez.
El etiquetado negro, una iniciativa implementada en 2020 por la Secretaría de Salud, tiene como objetivo advertir a los consumidores sobre el contenido perjudicial. Sin embargo, a pesar de esta medida, el consumo de estos alimentos sigue siendo alto. La ENSANUT 2020 también reveló que el 74% de los niños en edad escolar consumen bebidas azucaradas diariamente, y el 50% consume botanas y dulces con frecuencia.
Especialistas en nutrición, como la nutrióloga Ángela Pérez, señalan que la clave para revertir estas cifras, son la educación y la regulación, pero también es crucial fomentar el acceso a alimentos frescos y nutritivos.
La lucha contra la obesidad infantil en México requiere un enfoque multifacético. Los alimentos de tentación representan un desafío considerable, pero con esfuerzo conjunto de gobiernos, comunidades, y familias, es posible proteger la salud y el desarrollo de la próxima generación.
Fuentes:
- Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2020
- Secretaría de Salud